Tengo una voz dentro. Una voz que siempre intento silenciar. Una voz que me llama cuando quiero estar afuera, jugando. Una voz que siempre está triste. Eso siempre está aterrorizado. Eso siempre quiere sentarse en la habitación a oscuras, lejos del ruido, el movimiento y el color, lejos de cualquier experiencia que pueda resultar desafiante.
(I have a voice inside. A voice that I am forever trying to silence. A voice that calls me in when I want to be out, playing. A voice that is always sad. That is always terrified. That always wants to sit in the darkened room, away from noise and movement and colour - away from any experience that could prove to be challenging.)
Esta cita captura elocuentemente la persistente lucha interna que muchos enfrentan con su voz interior: una lucha de tristeza, miedo y deseo de aislamiento. Resuena profundamente en quienes experimentan ansiedad o depresión, destacando el contraste entre las apariencias externas y las batallas internas. Las vívidas imágenes de retirarse a una habitación oscura enfatizan la necesidad humana de comodidad y seguridad en medio del caos interno. Reconocer esos conflictos internos puede fomentar la compasión y la comprensión, recordándonos que los problemas de salud mental suelen ser sutiles pero profundos. También ilustra la importancia de abordar estos sentimientos, buscar apoyo y encontrar resiliencia al aceptar la propia vulnerabilidad.
