El autor Alexander McCall Smith reflexiona sobre el impacto de la tecnología en las relaciones humanas, lo que sugiere que ha disminuido el elemento humano en nuestras interacciones. A medida que la tecnología simplifica y despersonaliza la comunicación, oscurece el hecho de que estamos tratando con personas que tienen sus propias emociones e imperfecciones. Esto lleva a una desconexión, donde las personas pueden no reconocer la humanidad del otro debido a la naturaleza sin rostro de las interacciones digitales.
Smith dibuja un paralelo entre esta desconexión tecnológica y la deshumanización a menudo vista en situaciones de guerra. En el conflicto, los individuos pueden olvidar la humanidad compartida de sus oponentes, lo que puede conducir a acciones que típicamente no considerarían. Esta comparación destaca los riesgos de perder empatía y comprensión en situaciones cotidianas y extremas, enfatizando la necesidad de mantener la conciencia de nuestras experiencias humanas compartidas.