En su libro "Money, Posesions and Eternity", Randy Alcorn enfatiza que el diezmo no es simplemente una forma de aliviar la conciencia de uno. En cambio, sugiere que tanto la porción diezmada como el 90 por ciento restante de los ingresos de uno pertenecen a Dios. Esto significa que las personas deben buscar activamente la guía de Dios sobre cómo administrar todos sus recursos financieros.
Alcorn señala que al buscar dirección divina, uno puede encontrar que la perspectiva de Dios sobre el dinero y las posesiones puede diferir de la suya. Esto resalta la importancia de alinear las decisiones financieras con los principios espirituales, fomentando una comprensión más profunda de la administración en la vida de uno.