En su libro "Small Wonder", Barbara Kingsolver reflexiona sobre la abrumadora cantidad de información a la que tenemos acceso con respecto a los eventos globales. Esta afluencia constante de noticias puede crear una percepción distorsionada, lo que parece que el caos y la agitación son omnipresentes e implacables. El aluvión diario de imágenes e historias inquietantes contribuye a una ansiedad colectiva sobre el estado del mundo.
Kingsolver sugiere que esta exposición generalizada puede conducir a una sensación de desesperación. Si bien es beneficioso ser informado, el desafío radica en discernir la realidad en medio del ruido. La sensación de que todo está en un estado de crisis todo el tiempo puede ser paralizante, pero es esencial mantener la perspectiva y encontrar formas de involucrarse de manera constructiva con los problemas que importan.