Con una verdadera obra maestra, no se requieren palabras. El discurso se vuelve redundante. Es por eso que el trabajo de un maestro trasciende todas las nociones de educación, de clase. Se eleva por encima de la comprensión del espectador de lo que se considera bueno o malo, o correcto o incorrecto en el mundo del arte. Con el artista que ha logrado el dominio, la habilidad, la experiencia y el conocimiento son transparentes, dejando solo el mensaje para que todos lo vean.
(With a true masterpiece, there are no words required. Discourse is rendered redundant. That's why the work of a master transcends all notions of education, of class. It rises above the onlooker's understanding of what is considered good or bad, or right or wrong in the world of art. With the artist who has achieved mastery, skill, experience and knowledge are transparent, leaving only the message for all to see.)
La esencia de una verdadera obra maestra es que se comunica más allá de las limitaciones del lenguaje. Cuando una obra de arte alcanza ese nivel de dominio, hace innecesario las discusiones sobre su valor o clasificación. Esto le permite conectarse con los espectadores en un nivel universal, evitando las construcciones sociales de la educación y la clase. Habla con todos, independientemente de sus antecedentes o gustos personales.
En el ámbito del arte, la habilidad y el conocimiento de un artista maestro se vuelven invisibles, permitiendo que el mensaje central del trabajo brille. La obra maestra trasciende los juicios convencionales sobre el arte, invitando a todos los observadores a interactuar con ella en un plano emocional o intelectual más profundo. De esta manera, se convierte en un medio poderoso para la expresión, uno que desafía los juicios sociales y atrae a la experiencia humana compartida.