En "The Man in the High Castle" de Philip K. Dick, un tema central gira en torno al impacto de los elementos falsificados en el valor intrínseco de los auténticos. Este concepto se ilustra a través de la ley de Gresham, que postula que cuando la moneda falsa entra en circulación junto con una moneda genuina, el dinero falso tiende a desplazar lo real, lo que finalmente conduce a una devaluación de lo auténtico. La historia muestra un mundo donde la realidad combina las verdades percibidas, desafiando la comprensión de la autenticidad de los personajes.
La noción de falsificación versus real se extiende más allá de los bienes materiales, lo que refleja un comentario más amplio sobre la naturaleza de la verdad y la percepción en la sociedad. A medida que los personajes navegan por un paisaje lleno de engaño, las implicaciones de la ley de Gresham profundizan la narrativa, lo que lleva a los lectores a cuestionar qué es genuino en un mundo donde las apariencias pueden manipularse tan fácilmente. Por lo tanto, el libro no solo explora las consecuencias de los bienes falsos, sino que también profundiza en los ámbitos filosóficos de la realidad y la ilusión.