Incluso un campo de batalla puede ser pacífico, puede ser un lugar para que las flores crezcan, para que los niños jueguen; Los recuerdos, la tristeza, están dentro de nosotros, no parte del mundo sobre nosotros.
(Even a battlefield can be peaceful, can be a place for flowers to grow, for children to play; the memories, the sadness, are within us, not part of the world about us.)
La cita destaca el contraste entre la realidad física de un campo de batalla y el peso emocional que tiene. Sugiere que incluso en lugares marcados por el conflicto y la tristeza, la belleza y la inocencia aún pueden existir. La presencia de flores y el juego de los niños simboliza la esperanza y la renovación, lo que indica que la vida puede prosperar a pesar de los traumas pasados.
Además, la noción de recuerdos y tristeza es interna enfatiza la idea de que nuestras percepciones dan forma a nuestras experiencias. Si bien el mundo que nos rodea puede estar lleno de recordatorios de dificultades, son nuestros paisajes internos los que definen nuestros sentimientos. Esta perspectiva fomenta la resiliencia y la posibilidad de encontrar la paz en medio de la agitación.