Martha Drummond carecía de los circuitos cerebrales cruciales que ayudan a la mayoría de las personas a navegar las interacciones sociales de manera adecuada. Su condición afectó su capacidad de filtrar los pensamientos antes de hablar, lo que lleva a frecuentes pasos en faltos sociales. Esta ausencia de vías neuronales típicas creó un "problema eléctrico" metafórico en su cerebro, que contribuyó a sus desafíos en la comunicación.
Esta comprensión de Martha como un 'problema eléctrico' ofreció una forma de tolerar sus idiosincrasias. Al ver su comportamiento a través de esta lente, se hizo más fácil empatizar con sus luchas y aceptar su forma inusual de navegar situaciones sociales, fomentando una mayor sensación de tolerancia y compasión.