Durante los siguientes noventa años, la vasta y despilfarradora familia real saudita sobreviviría esencialmente comprando a los doctrinarios wahabistas que los habían llevado al poder, subsidiando financieramente sus actividades mientras sus discípulos dirigieran sus esfuerzos yihadistas en el extranjero. El producto más famoso de este acuerdo fue un hombre llamado Osama bin Laden.
(For the next ninety years, the vast and profligate Saudi royal family would survive by essentially buying off the doctrinaire Wahhabists who had brought them to power, financially subsidizing their activities so long as their disciples directed their jihadist efforts abroad. The most famous product of this arrangement was to be a man named Osama bin Laden.)
La familia real saudita mantuvo su poder durante noventa años apoyando financieramente a los líderes religiosos wahabistas que inicialmente los ayudaron a alcanzar prominencia. Este acuerdo implicaba garantizar que los extremistas centraran sus actividades yihadistas fuera de Arabia Saudita, permitiendo a la familia real evitar conflictos internos y al mismo tiempo parecer defender los valores islámicos.
Uno de los individuos más notorios que surgió de esta asociación fue Osama bin Laden, quien simbolizó las consecuencias de este delicado equilibrio entre mantener el poder y apaciguar a los elementos radicales dentro de Arabia Saudita. La dinámica de esta relación revela las complejidades de la gobernanza y la influencia religiosa en Medio Oriente.