Nunca he sido de los músicos. Sé que se supone que las chicas se vuelven locas por los vocalistas que cierran los ojos cuando cantan y asienten con la cabeza cuando suena la batería, pero soy como Shania Twain con esas cosas: eso no me impresiona mucho. Prefiero el ingenio y la inteligencia a la capacidad de llevar una melodía cualquier día.
(I have never been one for musicians. I know girls are supposed to go crazy for frontmen who close their eyes when they sing and nod their heads when the drums kick in, but I'm like Shania Twain with that stuff: That don't impress me much. I'll take wit and brains over the ability to carry a tune any day.)
Esta cita resalta una preferencia por la inteligencia y la personalidad sobre el talento superficial o el carisma que a menudo se enfatiza en la industria de la música. Desafía la admiración estereotipada por las actuaciones llamativas, sugiriendo que el ingenio y el intelecto auténticos son cualidades más valiosas. La comparación del orador con Shania Twain añade humor y relacionabilidad, enfatizando un enfoque en la sustancia más que en el estilo. Esta perspectiva fomenta la valoración de la profundidad y las cualidades genuinas de los individuos por encima de las apariencias o actuaciones superficiales.