Sostengo que un poco de rebelión de vez en cuando es algo bueno y tan necesario en el mundo político como las tormentas en el físico. De hecho, las rebeliones fallidas generalmente demuestran las usurpaciones de los derechos del pueblo que las han producido. La observación de esta verdad debería hacer que los gobernadores republicanos honestos sean tan suaves en el castigo de las rebeliones, como para no desanimarlos demasiado. Es una medicina necesaria para la buena salud del gobierno.
(I hold it that a little rebellion now and then is a good thing, and as necessary in the political world as storms in the physical. Unsuccesful rebellions indeed generally establish the incroachments on the rights of the people which have produced them. An observation of this truth should render honest republican governors so mild in their punishment of rebellions, as not to discourage them too much. It is a medecine necessary for the sound health of government.)
Thomas Jefferson creía que la rebelión ocasional es vital para la salud de un sistema político, al igual que las tormentas son necesarias para la naturaleza. Sostuvo que incluso los levantamientos fallidos pueden resaltar y confirmar la violación de los derechos de las personas, subrayando la necesidad de vigilancia contra las extralimitaciones del gobierno. Jefferson postuló que estos trastornos no son sólo perturbaciones sino controles esenciales a la autoridad.
Además, sugirió que los gobernantes justos deberían cultivar un nivel de tolerancia hacia las rebeliones, ya que castigarlas con demasiada dureza podría sofocar la disidencia necesaria. Esta perspectiva refleja el compromiso de Jefferson con los principios de libertad y gobernanza, lo que sugiere que se debe lograr un equilibrio para garantizar que se respeten los derechos de la población y al mismo tiempo se mantenga el orden.
