Soy dueño de armas porque es mi derecho, es mi derecho de la Segunda Enmienda, y nadie en Washington me dio ese derecho; es un derecho natural confirmado por el mismo pueblo que fundó esta nación.
(I own guns because it's my right, it's my Second Amendment right, and no one in Washington gave me that right; it's a natural right confirmed by the very people that founded this nation.)
Esta cita subraya la creencia fundamental en el derecho constitucional a la posesión de armas de fuego como un privilegio natural e inalienable. Enfatiza la importancia de los derechos individuales consagrados en la Segunda Enmienda y sugiere que estos derechos son inherentes a la libertad personal, no otorgados ni dictados por las autoridades gubernamentales. Esta perspectiva aboga por la responsabilidad personal y la autonomía en la posesión de armas, rechazando la extralimitación gubernamental. También refleja un valor cultural más amplio otorgado a los derechos constitucionales como piedra angular de la libertad personal y la identidad nacional, que puede influir en los debates sobre las leyes sobre armas y la defensa de la Segunda Enmienda.