Esta cita destaca el tema del dominio masculino en los procesos de toma de decisiones, advirtiendo que si a los hombres se les permite controlar las discusiones y elecciones, los resultados inevitablemente favorecerán sus intereses. Sugiere que las mujeres pueden volverse complacientes, lo que lleva a consecuencias no deseadas donde sus voces no se escuchan.
En el contexto de "la escuela de escritura de Kalahari para los hombres", este comentario sirve como un llamado a la acción para que las mujeres se afirman y participen activamente en conversaciones que dan forma a sus vidas. Al participar más plenamente, pueden garantizar que las decisiones reflejen una gama más amplia de perspectivas y necesidades, desafiando el status quo.