MMA Ramotswe regresó a su oficina, reflexionando sobre un aspecto peculiar de la comunicación masculina que había observado. Ella notó que los hombres con frecuencia se dedicaban a una forma de bromas que implicaban burlarse y burlarse unos de otros. Esta costilla juguetona parecía ser una práctica común entre los hombres, contrastando bruscamente con la forma en que las mujeres interactuaban.
Mientras que las mujeres rara vez recurrieron a insultos tan juguetones, los hombres parecían deleitarse con este tipo de humor. Esta observación destacó las diferencias en la dinámica social entre los géneros y proporcionó a MMA Ramotswe con ideas más profundas sobre la naturaleza de las relaciones humanas.