Esta cita destaca el poderoso papel que desempeñan la marca y la reputación a la hora de moldear las percepciones y desviar las críticas. Al construir una identidad o imagen específica, los individuos u organizaciones pueden establecer una barrera protectora alrededor de sus acciones. Cuando una marca está bien establecida, a menudo viene con un cierto nivel de buena voluntad, confianza o familiaridad que afecta la forma en que las audiencias responden al comportamiento posterior. Este fenómeno está profundamente arraigado en la psicología de la percepción; las personas tienden a interpretar las acciones a través de la lente de las percepciones existentes. Si la marca asociada con una persona o grupo ha cultivado sentimientos positivos, los críticos pueden dudar en atacar sus acciones directamente, porque hacerlo también podría reflejarse negativamente en el crítico. Se convierte en un mecanismo de defensa estratégico: la gente está menos inclinada a juzgar o criticar cuando la entidad en cuestión ha invertido mucho en su imagen. Además, el proceso de creación de una marca a menudo implica contar historias, coherencia y cultivar la lealtad, todo lo cual contribuye a una conexión emocional más fuerte con la audiencia. Este vínculo emocional puede servir como escudo contra comentarios negativos o controversias.

Sin embargo, esto plantea dudas sobre la autenticidad y la responsabilidad. Cuando las acciones se perciben principalmente a través de la lente de la marca, puede conducir a un abandono de valores genuinos o consideraciones morales. Las personas pueden justificar o pasar por alto comportamientos cuestionables porque están vinculados a una "marca" más que a un individuo o principio. En última instancia, la cita subraya un aspecto fundamental de la identidad moderna en nuestro panorama social y comercial: la percepción a menudo tiene más poder que la realidad. Elaborar una imagen deliberada puede influir en las reacciones y la autopercepción, a veces a expensas de la verdad o la integridad. Esta construcción estratégica de identidad puede ser a la vez empoderadora y manipuladora, dependiendo de cómo se emplea y percibe.