En la narrativa, Tita expresa profunda frustración con respecto a las expectativas sociales y la influencia del manual de Carreño en su vida. Ella se siente atrapada por los rígidos estándares de decencia que dictan sus acciones y emociones, lo que lleva a un lento deterioro de su espíritu y bienestar físico. Las limitaciones impuestas por la tradición la han hecho impotente, encendiendo su ira y resentimiento.
La lamentación deTita también destaca sus complejos sentimientos hacia Pedro, quien encarna las cualidades ideales de la virilidad y la virtud, pero permanece distante debido a las obligaciones familiares y las normas sociales. A pesar de su decencia y el amor que inspira, el anhelo de una conexión auténtica contrasta fuertemente con las limitaciones que la limitan. Este conflicto subraya la trágica interacción entre el amor, el deber y la libertad personal en su vida.