¡Maldita decencia! Maldito manual de Carreño! Debido a él, su cuerpo estaba destinado a marchitarse poco a poco, sin ningún remedio. Y maldito Pedro, tan decente, tan correcto, tan varonil, así que ... ¡tan querido! -Tita
(Damn decency! Damn Carreño manual! Because of him, his body was destined to wither little by little, without any remedy. And damn Pedro, so decent, so correct, so manly, so... so loved! -Tita)
En la narrativa, Tita expresa profunda frustración con respecto a las expectativas sociales y la influencia del manual de Carreño en su vida. Ella se siente atrapada por los rígidos estándares de decencia que dictan sus acciones y emociones, lo que lleva a un lento deterioro de su espíritu y bienestar físico. Las limitaciones impuestas por la tradición la han hecho impotente, encendiendo su ira y resentimiento.
La lamentación de Tita también destaca sus complejos sentimientos hacia Pedro, quien encarna las cualidades ideales de la virilidad y la virtud, pero permanece distante debido a las obligaciones familiares y las normas sociales. A pesar de su decencia y el amor que inspira, el anhelo de una conexión auténtica contrasta fuertemente con las limitaciones que la limitan. Este conflicto subraya la trágica interacción entre el amor, el deber y la libertad personal en su vida.