Cuando comenzamos a engañarnos para que pensemos que no queremos algo o necesitamos algo, no es que sea una necesidad pragmática para que lo tengamos, sino que es un imperativo moral que lo tengamos, entonces es cuando nos unimos a los locos de moda, y luego es cuando se escucha el delgado gemido de la histeria en la tierra, y luego es cuando estamos en malos problemas. Y sospecho que ya estamos allí.
(When we start deceiving ourselves into thinking not that we want something or need something, not that it is a pragmatic necessity for us to have it, but that it is a moral imperative that we have it, then is when we join the fashionable madmen, and then is when the thin whine of hysteria is heard in the land, and then is when we are in bad trouble. And I suspect we are already there.)
En su trabajo "encorvando hacia Belén", Joan Didion explora el concepto de autoengaño con respecto a nuestros deseos y necesidades. Ella advierte que cuando nos convencemos de que nuestros deseos no son solo elecciones personales sino también obligaciones morales, corremos el riesgo de perder el contacto con la realidad. Este cambio puede conducir a una histeria colectiva, donde los límites entre la necesidad y la obsesión se vuelven borrosos, lo que indica una situación precaria para la sociedad. Didion sugiere que este fenómeno ya prevalece en la cultura contemporánea.
El autor señala que este estado mental transforma los deseos en imperativos morales percibidos, lo que lleva a comportamientos y pensamientos irracionales. Tal autoengaño crea un clima generalizado de histeria, donde las personas se sienten obligadas a actuar sobre sus convicciones "morales" en lugar del razonamiento pragmático. El análisis de Didion sirve como una reflexión de advertencia sobre los peligros de permitir que nuestros deseos dicten un falso sentido de urgencia ética, destacando un malestar social más profundo que debemos abordar.