Tenía bastante coraje, pero poca imaginación; o no habría olvidado la alegría, cualquiera que fuera el peso que pesaba sobre ella.

pero no sólo reflexionaba sobre cómo abordar a su padre, sino también sobre qué, precisamente, se proponía hacer. Pruebe las propiedades repelentes del fuego de su descubrimiento. Hacia matar...

Al menos podrían separarse del amor. Era propio de Tor hacer el gesto; su padre, a pesar de toda su bondad, era demasiado orgulloso... o demasiado rey; y ella era demasiado orgullosa, demasiado...

Dioses de todo el mundo, digan algo, gritó, y Talat se sobresaltó debajo de ella. Los amo, dijo Luthe. Te amaré hasta que las estrellas se desmoronen, lo cual es una amenaza menos vana de lo que...

La carga que ella llevaba era diferente a la tuya y la había desgastado durante muchos años. Cuando la conocí se había olvidado de la alegría, aunque creo que Arlbeth le devolvió un poco.

El regalo de Galanna, se dijo secamente, iba a ser imposible de complacer.

Hubo una larga pausa mientras odiaba a todos imparcialmente: a Tor por comportarse como el hijo de un granjero cuyo pollo mascota acaba de ser insultado; su padre, por ser tan inamoviblemente regio; y...

No dejes que el título te engañe, le dijo Arlbeth. El rey es simplemente el visible. De hecho, soy tan visible que la mayor parte del trabajo importante lo tienen que hacer otras personas....

Un día pilló a su padre desayunando, entre ministros con problemas tácticos y concejales con problemas estratégicos. Su rostro se iluminó cuando la vio, y ella tomó nota mental, avergonzada, de...

Ella se enamoró de él y él de ella; Eso es un hechizo si quieres.

Las lecciones que se había visto obligada a aprender eran cosas secas y sobrantes, hechos sin sentido, expresados ​​en el lenguaje más simple, como si las palabras pudieran disfrazar la verdad o...

¿Por qué me cuentas... tanto? Luthe la consideró. Te digo... algunas necesitas saber, y otras te has ganado el derecho de saberlas, y otras no te hará daño saberlas... Se detuvo... Algunas cosas...

Y nadie ha cabalgado al lado del rey desde que Aerinha, diosa del honor y la llama, enseñó por primera vez a los hombres a forjar sus espadas. Uno pensaría que Aerinha habría tenido más sentido...

Los reyes desarrollamos una cierta capacidad para reconocer objetos delante de nuestras narices.

Si lo deseas, iré personalmente a tu ciudad y destrozaré las cabezas de Perlith y Galoney.

Te amo. Te amaré hasta que las estrellas se desmoronen, lo cual es una amenaza menos vana de lo que suelen hacer los amantes al separarse.

Sí, estoy dejando que mi propia experiencia influya en mi respuesta, que para eso sirve la experiencia...

Si intentas respirar agua, no te convertirás en pez, te ahogarás; pero el agua sigue siendo buena para beber.

Se disculpará o le daré una lección de esgrima que no le gustará en absoluto.

Se rió, intentó convertirlo en tos, inhaló exactamente en el momento equivocado y luego tosió de verdad.